Ana Luisa Topete Ceballos es la menor de los 5 hijos que tuvo el cronista de la ciudad Alejandro Topete del Valle y su esposa Bertha Ceballos Aguilera. Es una mujer agradable desde el saludo y cuando la plática avanza, el brillo en su mirada hace vivir sus anécdotas y experiencias.
Se considera una mujer que disfruta los distintos roles como mujer y profesionista. Ama ser la compañera de su marido que la ha impulsado a la superación permanente, estar con sus hijos y nietos le llena el alma, su profesión que le ha abierto caminos por ella inesperados, pues de empezar a estudiar Medicina, terminó por decidirse por las Letras.
La plática se llevó en el cubículo que ocupa en la UAA.
¿Quién es Ana Luisa Topete Ceballos?
Bueno, me podría definir como una mujer que he aprovechado cuanta oportunidad se me ha presentado, muy agradecida de ser parte de la familia a la que pertenezco, de tener un padre que tanto me enseñó y una madre que forjó en carácter.
Y decir que me enseñaron mucho no es tanto por lo que pude aprender de historia con mi papá, sino porque fueron los 2, excelentes seres humanos y por eso se ganaron el aprecio de infinidad de mexicanos. Había fechas especiales en que la casa familiar en la calle General Barragán, estaba llena de personajes y artistas, eso me maravillaba y me dejó gratos recuerdos.
¿Cómo fue su vida en familia con un papá investigador de la historia, vida y obra de personajes que forjaron a México y Aguascalientes?
Muy divertida, mi papá tenía un sentido del humor especial y con la mirada decía mucho de sus bromas, me decía Montoyita porque decía que era hija de María Teresa mi tía. Pero además, invariablemente a la hora de la comida, nos platicaba de algún personaje o de algún hecho histórico, o de lo que había descubierto e inclusive sus preocupaciones cuando le faltaban documentos para constatar lo que estaba investigando; fue un maestro de vida mi papá y también fue mi maestro en la prepa, me dio historia y por cierto, saqué muy mala calificación en su clase.
Nunca se me va a olvidar el día que encontró el lugar donde fue sepultado el cuerpo de Juan de Montoro, fundador de Aguascalientes, duró mucho tiempo tratando de que le permitieran excavar en la Catedral y al fin lo logró. Ese día que descubrió la osamenta de Juan de Montoro, llegó a la casa con las mangas de su camisa dobladas hasta el codo y lleno de tierra, entró a la casa gritando ¡¡lo encontré güera, lo encontré!! entre lágrimas.
¿Qué la motivó a estudiar la Licenciatura en Letras, algo a lo que a muchos agrada pero no se convencen de tener la profesión?
He de decir que yo empecé a estudiar esta carrera ya tarde, a los 42 años, ya cuando mi hijo mayor entró también a la universidad.
En mi casa varios tenían la ilusión de ser médicos como mi abuelo paterno y al salir de la prepa, también me fui con esa idea.
Me inscribí a la carrera de Medicina de la UAA, fui de la quinta generación, pero sólo hice un año porque me casé, él trabajaba y vivía en México, entonces hicimos nuestro primer hogar en la capital del país, donde de pronto pensé que sería fácil continuar con mis estudios de Medicina allá, pero fue imposible, no hubo materias compatibles.
A los 2 años volvimos a Aguascalientes y me dediqué a mi familia, pero como yo siempre he ambicionado la superación, estuve estudiando muchas cosas para nutrir el conocimiento, pero siempre le dije a mi esposo que en algún momento de la vida quería terminar una carrera profesional y así fue.
Mientras mis hijos estaban chiquitos estudie varios idiomas y otras cosas, cuando crecieron me decidí a entrar a la universidad y aproveché cuando mi hijo mayor entró a la UAA y con él yo también inicié mi carrera en Letras y quien me impulsó fue el maestro Felipe San José.
¿Cómo se sintió empezar la universidad entre muchachos recién egresados del bachillerato?
Me encantó, al principio me sentí rara, inclusive la primer anécdota con mis compañeros con los que hicimos un grupo muy bonito, es que cuando llegué al salón, varios estaban afuera, en cuanto me vieron entraron al grupo y se sentaron, yo también busqué silla y cuando me vieron entre ellos preguntaron si acaso yo era su maestra, claro que no, les dije.
Y era raro convivir y empezar a conocer chicos de la edad de mi hijo, pero a la larga me aprendí muchísimo de ellos.
Mis hijos inclusive comentaron que fui una antes de entrar a la universidad y otra cuando me gradué. Me ayudó inclusive a comprender el comportamiento y forma de pensar de la generación de mis hijos, por mucho, distinta a mi generación.
¿Tiene alguna anécdota que nos pueda contar con sus compañeros o maestros de la UAA?
Muchas, recuerdo que el maestro Felipe San José, que fue quien me animó a estudiar Letras me dijo: “Le va a pasar una cosa espantosa, una cosa horrible, porque todo lo que usted vea, los letreros, anuncios, publicidad y demás, los va a querer analizar y revisar si están bien escritos”, y así fue, así es, ahora esa misma frase es la que les digo ahora a mis alumnos en la carrera.
-Su mirada vuelve al pasado con el mismo brillo en que corrió la plática-. Tuve compañeros muy jóvenes, de la edad de mi hijo, entonces ya con la confianza, ellos me platicaban y confiaban cosas que tal vez en su casa no podían por pudor o falta de comunicación, eso lo agradezco.
Había de izquierda, de derecha, religiosos, ateos, trovadores. Pero hubo un caso especial, un compañero homosexual, no sabía cómo salir del clóset por miedo a la incomprensión de sus padres, platicamos mucho de la importancia del ser y las diferencias humanas. Finalmente se abrió con sus papás, no pasó nada, tuvo el apoyo y los 2, él y yo, aprendimos que en este mundo no decidimos ni personalidades, ni físicos o preferencias sexuales; pero sí tenemos la responsabilidad de ser felices y respetar al prójimo.
¿Y ahora cómo se siente con la experiencia como maestra de la UAA y jefa del Departamento de Letras?
Es una maravilla, haber estudiado con gente mucho más joven y ahora compartir conocimientos con ellos, me enriquece.
He de decir que esta parte de mi vida me hizo salir de la burbuja en la que viví, que los tiempos cambian y que la educación también debe ser diferente porque las circunstancias no son las mismas. Como creyente ahora digo que Dios me ha puesto en este camino para entender mucho de los problemas y situaciones de los jóvenes.
¿Cuáles son sus pasatiempos?
Me encanta leer, aprender siempre, entre mis autores preferidos están Jorge Luis Borges, Alfonso Reyes y particularmente me ha encantado un cuento escrito por él que se llama “La Cena” disfruto la música, especialmente el jazz y la clásica.