Francia actualmente se encuentra viviendo momentos muy difíciles, como en todo el mundo, aunque en su caso particular, desde ayer su población se halla confinada debido al rebrote del Covid-19, que en ese país europeo ha causado más de un millón de contagios y casi 36 mil muertos, pero además de la grave crisis sanitaria, esa nación se vio sacudida asimismo por un nuevo ataque terrorista.
Éste es el tercer incidente en menos de dos semanas, cuando un joven de Túnez, que recién había llegado a Francia en una embarcación, atentó en contra de feligreses en la Basílica de Nuestra Señora de la Asunción en la ciudad de Niza, y si el atacante no hubiera sido reducido por las fuerzas del orden, éste habría sido aún más letal.
En el atentado fallecieron un sacristán de 50 años de edad, una mujer de 70 años que fue degollada y otra más de 40 que logró huir del lugar para refugiarse en un bar, aunque minutos después finalmente falleció ahí; de hecho, al salir corriendo la fémina fue que un vecino de la zona dio aviso a la Policía que algo andaba mal, por lo que los agentes se abocaron a neutralizar al hombre que cometió los asesinatos.
Pero este ataque tiene varias connotaciones, principalmente la religiosa, pues quien lo perpetró, un joven 21 años, cometió la masacre “en nombre” de Alá… y cuando se mezcla la religión mal entendida y peor aplicada, el desenlace se sella, generalmente, con la muerte de inocentes que están en el momento incorrecto, a la hora equivocada.
Otro de los ataques recientemente ocurrido antes del actual, fue el perpetrado en contra de un profesor, que asimismo fue degollado por mostrar a sus estudiantes unas caricaturas del profeta Mahoma publicadas en un diario satírico, donde hace algunos años, en su sede parisina, dos encapuchados asesinaron también a doce personas, además de herir de gravedad a otras cuatro.
Otra vertiente de este hecho de sangre proviene del candente tema de la migración, pues en ésta y en la mayoría de las ocasiones los asesinos provienen de otros países y se internan en Francia buscando asilo —aparentemente—, lo que ha dividido a los países europeos, razón por la que varios de ellos se han negado a recibir a migrantes que llegan generalmente por mar, como en las costas francesas, de Grecia o Italia, por lo que incluso en esas naciones sistemáticamente rechazan recibir a los forasteros porque no tienen manera de investigar sus antecedentes.
Aunque no es la religión ni la migración lo que ocasiona este tipo de incidentes, sino la intolerancia, ésa que no soporta que alguien piense, sienta o viva diferente a lo que se cree, y que por consiguiente no toma en cuenta que la afectación al prójimo es algo incorrecto.
Los atentados son provocados por el nulo respeto y amor a nuestros semejantes. Es, en sí, un ataque a la civilización misma, y ahora fue Francia, pero este tipo de conductas suelen repetirse en cualquier región del mundo, lamentablemente.