Hasta un 40% de mujeres presentan depresión y ansiedad por infertilidad, ya que los datos más recientes del Censo de Población y Vivienda del INEGI indican que en México 15 millones de mujeres se encuentra en edad reproductiva, pero a su vez el Consejo Nacional de Población (CONAPO) señaló que aproximadamente el 17% de este sector es afectado por algún tipo de infertilidad.
Dicho problema de salud es mundial y se caracteriza por la imposibilidad de conseguir un embarazo después de intentarlo por más de un año, además representa un panorama de interés para el bienestar integral de las mujeres, ya que deriva en una situación de alto estrés y es calificado con un impacto emocional elevado.
“La infecundidad puede presentarse como un duelo incomprendido, invisible y difícil de procesar, ya que a diferencia de otras situaciones, no se expone públicamente por vergüenza o por pena. Las mujeres que lo sufren a menudo sienten una pérdida de control sobre su proyecto de vida biológico, psicológico y colectivo, manifestando tristeza ante la privación de su deseo de maternidad o sentirse culpables por no cumplir con el rol familiar designado socioculturalmente”, comentó la Dra. Daniela Chinchilla, vocera de Meraki Health, clínica especializada en fertilidad.
Para muchas personas la infertilidad supone una carga psicológica, pues se ha demostrado que aproximadamente el 40% de las mujeres infértiles presentan desgaste emocional, que se manifiesta en distintos cuadros de depresión y ansiedad.
La detección de la depresión en la población de pacientes con infertilidad es importante, ya que por medio de una evaluación exhaustiva es posible identificar acciones adecuadas a seguir con el objetivo de mejorar su calidad de vida, y por medio de los tratamientos adecuados, incrementar la probabilidad de lograr la gestación.
Por lo anterior, la doctora Daniela Chinchilla señaló que el acceso a un adecuando tratamiento impacta en la respuesta psicológica de las mujeres, y dijo que existen diferentes tratamientos para la infertilidad, como la inseminación artificial, la fecundación in vitro (FIV) y medicamentos hormonales que pueden hacer posible la maternidad.