Medio día en la plaza principal de un tranquilo pueblo de Jalisco, gente paseándose, haciendo las labores del día a día, aparentemente todo marchaba bien.
Y de repente, se desata el infierno: una banda de criminales, en un ataque directo a policías municipales de Ojuelos, provocó una masacre con un saldo de un agente muerto y otros tres gravemente lesionados.
De inmediato comenzaron a circular por las redes sociales videos e imágenes del impresionante enfrentamiento que hizo correr a los habitantes de ese municipio.
Lo que sucedió el sábado a plena luz del sol es, definitivamente, un franco reto para las autoridades, quienes poco o nada han podido hacer contra la violencia galopante.
Aguascalientes tomó cartas en el asunto y cerró su frontera sur, poniendo énfasis en el retén militar de la Puerta Sur, donde uno a uno fueron revisados autos particulares y camiones de pasajeros, para tratar de impedir el ingreso de los maleantes, que tras el ataque a balazos con armas de grueso calibre, se dirigieron a territorio hidrocálido en su afán de huir de las autoridades policíacas de Jalisco.
Y así, todos los días se conocen hechos de sangre por todo el territorio nacional: Jalisco, Guanajuato, Colima, Zacatecas, San Luis Potosí, el mismo Aguascalientes.
Y el objetivo es uno: desestabilizar a las autoridades que nada o poco pueden hacer ante el embate criminal de sujetos que pelean territorios, operan el trasiego de drogas, cometen toda clase de hechos delictivos en muchísimos casos en contra de la población que nada tiene que ver en el entierro, como se dice coloquialmente.
Y cuando se logran capturas de estos facinerosos, apenas pisan la cárcel son liberados por tecnicismos técnicos o jurídicos, los condenan, si es el caso, a benévolas penas de prisión y por si fuera poco, en varios casos se ha demostrado la connivencia de jueces que en lugar de impartir justicia, se venden al mejor postor.
Mucho se comenta que mientras la llamada ‘guerra contra el narco’, como la bautizó el ex-presidente de extracción panista, Felipe Calderón, sea entre bandas criminales, está bien, lo que no es justo es que este tipo de hechos delictivos pegan generalmente en gente inocente a la que perjudican a nivel familiar, en su patrimonio, en sus negocios y, principalmente, en lo emocional, ya que nadie se siente seguro de si al salir de su casa regresará a ésta con bien.
Aguascalientes lamentablemente no se encuentra blindado, de ninguna manera, contra estos hechos de sangre, pero a nivel local y nacional Gobiernos van, Gobiernos vienen, pero la violencia parece ser que llegó para quedarse en el territorio nacional, que una vez más se ha manchado de sangre.