En Aguascalientes, la realidad del abandono animal es alarmante: se estima que más de 300 mil perros viven sin hogar en el estado. Muchos de ellos enfrentan hambre, enfermedades y el rechazo cotidiano de una sociedad que aún no asume plenamente lo que significa tener una mascota.
Por Ale Luna
La reflexión surge con una pregunta contundente: ¿qué pasaría si el perro que hoy decides abandonar fuera el mismo que te esperó con amor incondicional cada día? La respuesta duele, porque detrás de cada animal hay una historia de lealtad, afecto y dependencia que se rompe con el abandono.

La adopción no es una salida fácil ni una solución para problemas de conducta; es un compromiso de vida. Un perro adoptado requiere cuidados médicos, alimentación, respeto y cariño. Pero, sobre todo, necesita una familia que lo vea como un ser vivo y no como un objeto reemplazable. En palabras de rescatistas locales, “de una foto bonita nace el amor”, pero de la decisión responsable surge la verdadera transformación.
En la capital del estado, solo en los últimos tres años, más de 10 mil mascotas fueron entregadas voluntariamente por sus dueños, según cifras municipales. Al mismo tiempo, campañas de esterilización han logrado más de 1,400 procedimientos en lo que va de 2025, pero aún son insuficientes frente a la magnitud de la sobrepoblación.
¿Estamos dispuestos a ver a los animales como seres de compañía y respeto, o seguiremos
tratándolos como objetos que se desechan
cuando incomodan?
La respuesta marcará el futuro no solo de los perros y gatos que hoy esperan en albergues, sino también de nuestra propia capacidad de empatía como sociedad.

La irresponsabilidad tiene consecuencias visibles: crías abandonadas con un futuro incierto, enfermedades que se transmiten entre animales y seres humanos, y refugios saturados donde cientos de perros esperan por años sin conocer un hogar. El albergue Esperanza Canina, resguarda a más de 600 perros, muchos de ellos viviendo en jaulas por más de cinco años.
Además, en grupos de Facebook donde se promueve la adopción, la situación refleja otra problemática: los perros de raza son los más demandados, mientras que los mestizos, muchas veces con historias de mayor maltrato, son ignorados. Paradójicamente, las razas que terminan mayormente abandonadas son precisamente las “de moda”: huskies, pastores belgas, golden retrievers o incluso chihuahuas.

En muchos casos, sus dueños omitieron informarse sobre sus necesidades de espacio, energía o instinto, condenándolos a un abandono inevitable cuando no se adaptan al entorno familiar.
Si en tus manos está la oportunidad de cambiarle la vida a un perro con adopción y cuidados, ¿qué te detiene de darle el hogar y la dignidad que merece? La invitación está abierta: adoptar es un acto de amor, pero sobre todo de responsabilidad.
En este Día Mundial del Perro Adoptado, el llamado es claro: la adopción no es una moda ni una alternativa improvisada, es un compromiso de por vida que puede cambiar la historia de quienes más lo necesitan. Por ello, la invitación es a participar en los programas de esterilización gratuita, acercarse a los refugios, albergues y rescatistas independientes para recibir orientación y sumarse de distintas maneras.
Todo cuenta: desde donaciones económicas, alimento, insumos de higiene o servicios médicos, hasta compartir las historias de los perros en busca de hogar. Y no olvidemos algo fundamental: los animales, igual que las personas, dependen indispensablemente de sus vacunas para vivir sanos y protegidos.




Adoptar, esterilizar y cuidar no solo cambia la vida de un perro, también transforma la nuestra. Cada acto de amor es una nueva oportunidad para construir un mundo más humano y compasivo.
Si deseas visitar Esperanza Canina, conoce más sobre ellos en Facebook y TikTok (@bibiramirez875), donde puedes pedir información y sumarte a esta causa.

