Tras alertar sobre los riesgos que se corren en la salud ante la persistente automedicación con los antibióticos, las autoridades sanitarias buscan contrarrestar esa práctica nociva restringiendo el uso de esos fármacos, incluso al interior de los mismos hospitales ante la resistencia que genera su constante consumo entre la población.
La resistencia bacteriana a los antibióticos está obligando a recurrir ahora al empleo de medicamentos de tercera o cuarta generación que tienen un costo mucho más elevado, impactando con ello en la economía de los pacientes y en las finanzas de las instituciones públicas del sector salud.
El problema se complica aun más debido a que la misma gente al acudir a la consulta médica considera que no se le atiende bien por el médico porque no se le receta un antibiótico, cuando que en la práctica se ha pedido que se refuerce el control en el manejo de los antibióticos de cualquier tipo o generación.
En ese sentido y luego de advertir que la automedicación es el principal riesgo para un mal manejo de los problemas de salud y para que una enfermedad llegue a presentar complicaciones incluso delicadas, la directora de Inteligencia en Salud del ISSEA sostuvo que frente al abuso que prevalece en el uso de los antibióticos, se ha dispuesto que se tenga un mayor control sobre los mismos al interior incluso de los mismos hospitales.
Explicó que una de las enfermedades más comunes que se tienen durante todo el año y que incluso los niños llegan a presentar normalmente de cinco a seis episodios por año, resultan ser las enfermedades respiratorias, siendo el 95% de ellas virales, lo que se debe al hecho de que se tiene la mala costumbre de recurrir primero a la automedicación y segundo a usar antibióticos para el manejo de estas enfermedades que responden por sí solas en una resolución de siete a 10 días.
La doctora Salas dijo que la automedicación es lo que ha llevado precisamente a lo que se conoce como resistencia antimicrobiana y a que ya en determinado tipo de enfermedades simples no se puedan utilizar medicamentos de bajo costo y que tienen un gran potencial, como es la misma penicilina, sino que se tenga que recurrir a antibióticos de tercera o cuarta generación, cuyo costo es más elevado y que es de amplio espectro por la misma resistencia que han creado en los microorganismos.
En ese sentido, advirtió que la automedicación con antibióticos resulta ser el principal riesgo para un mal manejo y para que una enfermedad llegue a presentar complicaciones, siendo desafortunadamente eso a lo que recurre la población, a automedicarse antes de tener la valoración y diagnóstico de forma oportuna.
Sostuvo que en no pocos casos la gente enferma está acudiendo en una forma tardía a la consulta médica para tener un diagnóstico certero, lo que implica que los manejos ya sean más complicados y que se presenten secuelas, independientemente de que aumente el costo de atención para este tipo de pacientes.